viernes, septiembre 25, 2020

Una semana santa muy canina

Hace pocas semanas me volví a reencontrar en la vida con mis compañeros del contingente NR67 de la Escuela Naval de Cadetes, con quienes compartí 2 intensos años de mi adolescencia entre julio de 1973 y junio de 1975. He recordado episodios de aquella inolvidable época, llena de cosas buenas y también de experiencias muy fuertes y traumáticas. Hoy me sorprendieron con una espectacular foto de la semana santa de 1974, donde salgo yo a mis 16 años, en un día que nunca olvidaremos los que estuvimos allí.



La foto es en una zona rural cerca a Cartagena, después de una larga caminata de 4 o 5 horas, con fusil a la espalda. Yo aparezco con cara de cansancio, los ojos cerrados, seguramente haciendo mi terapia mental de aquellos días: "salgo de aquí y juro que nunca más en la vida haré otra caminata como esta". Así sobrevivía a las experiencias difíciles, aplicando una técnica que también me sirvió para nunca más lavar baños o trapear pisos con las famosas "mopas" de la Escuela Naval. Estoy cargando mi fusil "punto 30", herencia de la Segunda Guerra Mundial, que teníamos de dotación en la Escuela y que nos acompañaba en noches de guardia, paradas militares, orden cerrado, rutinas disciplinarias y tantas otras cosas. La novia del cadete, decían oficiales y guardiamarinas sobre aquel fusil, que pesaba una tonelada después de cargarlo más de 30 minutos.



Aquel día, sábado santo, el entonces Teniente José "Chepe" Calderón nos sacó a una larga caminata por carreteras rurales cerca a la Escuela Naval, con toda la pinta que usábamos para orden cerrado. En esta primera foto, a comienzos de la mañana, varios compañeros del contingente, entre ellos Marino Grisales, estaban felices por la novedad del ejercicio. Esas caras cambiarían cuando comenzó a calentar el fuerte sol cartagenero de mediados de abril. 




Llegamos a un paraje medio boscoso, después de 4 ó 5 horas de camino. Allí nos sirvieron el almuerzo, una carne con arroz y papas. Los guardiamarinas comieron un poco alejados y se cruzaban miradas de malicia e ironía entre ellos. Cuando todos los cadetes terminamos de comer, nos hicieron formar para rendir honores al pabellón. !Tremenda sorpresa cuando izaron el cuero de un perro! Algo como lo que se ve en estas fotos en China.




Varios compañeros devolvieron el almuerzo recién comido. Yo no recuerdo haberlo hecho, mi cara de cansancio y de hambre me dice que no fue así. Un recuerdo muy especial de la Escuela, que nos formó para duras pruebas más adelante. Allí aprendí muchísimas cosas, que apliqué años más tarde en las verdaderas vicisitudes de la vida. El ejercicio de Chepe Calderón aquel sábado santo de 1974 me ha servido muchísimo en épocas de gran estrés y sufrimiento. Gracias, Marino Grisales, por compartir esas bellas fotos.

ÑAPA: Chepe Calderón vive en Cartagena, donde todavía debe sonreír con todas las anécdotas de sus años en la Armada Nacional. Luego de 33 años de servicio, con el grado de Coronel se retiró de la Armada en abril de 1997. Actualmente reside en Bocagrande, con Marie Laure, su esposa francesa, quien , según la Cyber Corredera le ha dado cierto acento franpañol al apodo de su marido al decirle "Chepeeé".