viernes, diciembre 28, 2012

Los abuelos Pedro y Paulina


Pedro Antonio Niño nació a finales del siglo XIX en Oiba, en el hogar de Jesús Niño Pacheco y Oliva Rodríguez Díaz. Vivió en su niñez en dicha ciudad y estudió en Tunja. En esos años, el viaje entre Oiba y Tunja suponía varias jornadas de viaje, casi siempre a lomo de burro.

En Oiba Pedro creció junto a sus primas Rodríguez Rodríguez, hijas de Federico Rodríguez y Cenaida Rodríguez. Ellas tenían una finca cerca del pueblo, llamada Paloblanco, que fue escenario de una de las batallas de la Guerra de los Mil Días.

Pedro Antonio entró a trabajar con los Hermanos Salesianos, quienes le enseñaron el oficio de tipógrafo. Los Salesianos lo enviaron a trabajar en su imprenta de Ibagué, a finales de los años 20. Desde Ibagué, sostuvo un largo noviazgo por carta con su prima Paulina, una de las 6 hermanitas Rodríguez Rodríguez.

En agosto de 1931 Pedro y Paulina se casaron en Oiba y se trasladaron a vivir a Ibagué. En noviembre de 1933 nació su primer hijo, Humberto Niño Rodríguez, en una casa grande en la Plaza de Bolívar, donde hoy funciona el Colegio Tolimense. A Humberto lo siguieron Oliva (1934), Hernando (1938), Marina, Martha y Pedro Antonio, nacido en 1944. Vivieron muchos años en la carrera tercera entre calles 12 y 13  y luego en la carrera tercera entre calles 10 y 10A.

Junto con Paulina, fundaron la Papelería Tolima y la Editorial Apolo, aprovechando sus conocimientos de tipografía. Ellos atendían personalmente sus negocios, dando trabajo a familiares como Luisa Rodríguez, hermana de Paulina, que había quedado viuda muy joven.

El 9 de abril de 1948, hace 60 años, la Papelería Tolima fue saqueada, durante los disturbios por la muerte de Jorge Eliecer Gaitán. El abuelo Pedro Antonio debió esconderse varios días, dada su condición de conservador en una ciudad liberal como es Ibagué, aún hoy en día.

En 1950 se graduó su hijo Humberto como bachiller en el Colegio San Simón. Conscientes de la importancia de la educación lo enviaron a Bogotá a estudiar medicina en la Universidad Javeriana, en 1951. Al año siguiente llegó Oliva, a estudiar odontología en la misma universidad.

Con 2 hijos en Bogotá abrieron una segunda casa, en la Calle 64 con carrera 17, en el barrio de Chapinero. Al frente de ellos vivía la familia Ballesteros Garzón, donde la hija mayor, Gloria, pronto llamó la atención de Humberto.

En 1955, en uno de los frecuentes viajes de Pedro Antonio a Bogotá, sufrió un derrame cerebral en plena carretera. Aunque se recuperó temporalmente, ya nunca tuvo la salud de antes. No obstante sus quebrantos de salud, en agosto de 1956, celebraron en su casa los 25 años de matrimonio. El 11 de agosto de 1956 también asistieron al matrimonio de Humberto y Gloria en Bogotá.

En ese mismo año 1956, fue el grado de medicina de Humberto y de Oliva en odontología en la Javeriana. Vió nacer a su primer nieto, Germán Humberto Niño Ballesteros, en mayo de 1957. Le siguieron los matrimonios de Oliva y Francisco Peréz Taboada, el de Martha y Rafael, pero ya con un Pedro Antonio muy disminuido.

Mis recuerdos del abuelo Pedro Antonio son vagos, pero a la vez muy precisos. Lo veía muy anciano, muy impedido. Recuerdo que le daban de comer y que yo me acercaba y me apretaba muy fuerte la mano. No podía hablar, como consecuencia de sus derrames cerebrales. Pero en el fondo de sus ojos veía el amor a sus nietos y la impotencia por no poder expresarlo. La abuela Paulina siempre estaba a su lado.

Recuerdo muy claramente esa mañana del 25 de mayo de 1968. Contesté el teléfono y era mi abuela Paulina llorando, contándome la triste noticia de la muerte del abuelo, su compañero de tantos años. Fue velado en la sala de la casa, lo que nos afectó a los cobardes nietos durante muchos años. El domingo 26 fue la ceremonia religiosa en la Catedral de Ibagué.

Sus descendientes son 6 hijos, 19 nietos y más de 25 bisnietos. A el le debemos nuestro apellido, la vinculación al Tolima, una familia muy especial. Paz en su tumba y ojalá seamos dignos de llevar su nombre

sábado, noviembre 24, 2012

Recordando a El Temel


Bogotá disfrutó durante más de 25 años de uno de los mejores restaurantes del mundo, en una época cuando todavía era una ciudad provinciana y pequeña. El Temel fue durante los años 30s, 40s y 50s el restaurante de la ciudad, lugar de referencia social y política, donde sucedieron grandes hechos históricos, desfiles de modas, matrimonios, quinces, almuerzos, encuentros empresariales y pequeñas historias privadas. Con capacidad para recibir a más de 1000 personas simultáneamente, el restaurante contaba con sus propias granjas de producción de animales, traía langostas vivas desde el Pacífico, contrataba sus propios pescadores para asegurar la calidad de su mesa y contaba con la cava más amplia de Colombia durante su época de gloria.

Mi interés por el Temel nació de una serie de coincidencias que solo se dan en estos tiempos de Google y las consultas por internet. Leí un artículo de Osuna sobre las peleas entre Laureano Gómez y Mariano Ospina Pérez antes del 13 de junio de 1953 y encontré que el momento álgido de la pelea se había dado por un discurso de Mariano Ospina en El Temel, ante un auditorio de más de 1000 personas, el 11 de abril de 1953. Intrigado, comencé a investigar sobre el restaurante y encontré muchas referencias, así como pedidos de muchas personas que querían que se escribiera la historia de un lugar que había marcado de una u otra manera algún momento de su vida. Este es un pequeño intento de reconstruirla.

LOS FUNDADORES

El Temel fue fundado en los años 30 por un par de hermanos judíos austriacos, Jacobo (Jack) y Max Temel. Jack nació el 28 de julio de 1902 en Viena, mientras que su hermano Max nació en la misma ciudad el 15 de agosto de 1905. Max fue jugador profesional de futbol en Austria en los años 20 y comienzos de los 30, retirándose de la actividad futbolística para estudiar culinaria junto a su hermano Jack. Eran tiempos difíciles en Austria, donde los nazis austriacos exigían un fascismo subordinado a Alemania, con un alto componente de antisemitismo. Cuando los nazis asesinaron al canciller Dollfuss el 25 de julio de 1934, en el edificio del gobierno en Viena, los hermanos Temel supieron que era hora de salir del país. Jack fue el primero en partir, hacia una lejana ciudad suramericana llamada Bogotá, donde ya habían emigrado algunos judíos austriacos. Max se quedó en Viena, como uno de los dirigentes de la Hakoah, organización deportiva judía.

En el verano de 1936, cerca del Café Augartenbruecke en Viena, un grupo de jóvenes nazis atacó a un grupo de deportistas de la Hakoah, asesinando a un miembro del equipo de lucha. Max Temel, que estaba a cargo del grupo, se enfrentó a los nazis, siendo herido con un tubo, pero logrando dispersar a los nazis. Cuando llegó la policía, abiertamente pro nazi, Temel fue arrestado y conducido hacia una estación, junto con otros jóvenes judíos. En la confusión que se presentó en la estación, Max logró escapar y debió esconderse por varios meses en la casa de un amigo. Finalmente pudo huir de Viena y llegar a Bogotá, a comienzo de 1937.


EL TEMEL DE LA CALLE 17

El primer restaurante Temel funcionó en la Calle 17 #4-95, cerca al Parque Santander de Bogotá, desde 1937. En aquel año el Hotel Granada era el corazón de la vida política y social de la ciudad, situado donde hoy funciona el Banco de la República. El Parque Santander generaba un cierto grado de prestigio, pues aparte del Granada estaban el Palermo, el Florián y el Ritz. Así, que situar el Temel en esa zona aseguraba una clientela local importante, aparte de la que provenía de los huéspedes de los hoteles.

Para 1939 ya el Temel era un sitio obligado para los gastrónomos bogotanos. Luis Zalamea recuerda en sus memorias el restaurante en 1942, a raíz de una negociación entre Jorge Pardo, propietario del Teatro San Jorge y Sam Burger, ejecutivo de la Metro-Goldwyn-Mayer: “Para celebrar el acuerdo Mr. Burger nos invitó a los cuatro negociadores a una cena espléndida en el Temel, restaurante entonces de moda que habían montado  dos hermanos judíos refugiados en Colombia a raíz de la persecución de Hitler. El Temel fue el primer restaurante realmente cosmopolita de Bogotá, pionero en ofrecer pescados y mariscos frescos transportados diariamente por avión desde la costa, además de suculentas especialidades francesas, alemanas, suizas e italianas, y una bodega de vinos a la altura de la cocina.”


Jack y Max Temel pronto se unieron a la sociedad bogotana y a la comunidad austriaca en la capital. Formaron parte del Comité de los Austriacos Libres en Colombia, que apoyaba la causa de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y buscaba apoyar a los ciudadanos de ese país víctimas de la persecución nazi. A mediados de 1942 este Comité organizó una gran presentación en el Teatro Colón de Bogotá, incluyendo en el grupo organizador a la esposa del presidente del momento, Lorencita Villegas de Santos, a Beatriz Gutiérrez de Zea Hernández y a Lola Londoño de Sanz de Santamaría. La obra El Murciélago de Johann Strauss fue presentada para obtener fondos para la Cruz Roja, el restaurante Temel aportó la vajilla para la función y contribuyó con un aviso en el programa.

En el Anuario Guía Manual Ilustrada de 1944 el Restaurante Temel publicó este aviso:


El éxito económico hizo que los hermanos Temel pensaran en montar su propio local, diseñado específicamente para las necesidades de su numerosa clientela. Comenzaron a construir su nueva sede en la carrera 8 A entre calles 15 y 16, mientras consolidaban su liderazgo entre los restaurantes de la capital. Siguieron patrocinando conciertos, destacándose el realizado en 1947 por el Comité de los Austriacos Libres en Colombia, a beneficio de la Cruz Roja Colombiana y de la Institución de Beneficencia de Viena, con la presentación estelar de Rosita Renard, famosa pianista chilena y Richard Tauber, tenor.































A comienzos de 1948 el Temel era el restaurante más costoso de Bogotá, con horario desde las 11 de la mañana hasta las 10 de la noche, con precios en su menú entre $3.00 y $4.50, servicio a la carta de cocina europea y servicio de bar. Competía con el restaurante Ile de France de la 16 con quinta, con precios de $4.00, la Casa Marina de la carrera 12 con calle 15 ($4.00), el Embajador de la calle 24 ($4.00) y el restaurante del Hotel Granada, de la calle 16 con sexta, $3.50.

Algo que no he podido documentar totalmente, pero que seguramente tiene mucho de realidad, es este comentario que hace Juan Pablo Plata: “Me cuenta Luis M. Ortiz que en El Temel almorzaba gratis Jorge Eliécer Gaitán, por el honor que significaba para el dueño tener al notable de visita.” Seguramente fue en el viejo Temel, puesto que como se verá, poco pudo conocer Gaitán el nuevo Temel de la octava con quince.


EL NUEVE DE ABRIL EN EL TEMEL DE LA CALLE 15

Juan Jorge Jaeckel, crítico gastronómico de Bogotá, recuerda el paso de un restaurante al otro: “Los hermanos Temel  abrieron  inicialmente su restaurante en la esquina de la calle 17 con carrera 5.  En los años 40s construyeron en la carrera 8-A entre calles 15 y 16, un edificio diseñado exclusivamente para ese fin. Incluía comedores divisibles, reservados y hasta sala para banquetes. Los viernes la especialidad era la Bouillabaise,  la cual todavía recuerdo en cada uno de sus detalles.”


Los Temel estaban muy entusiasmados con la apertura del restaurante, que coincidía con la Conferencia Panamericana de abril de 1948. La ciudad estaba llena de diplomáticos, periodistas, visitantes y la primera semana de actividad prometía ser muy interesante. En la noche del lunes 5 de abril de 1948 se inauguró el nuevo restaurante, con un gran banquete ofrecido por Jack y Max Temel, donde se reunió la plana mayor de la sociedad bogotana. Para el resto de la semana, el restaurante estaba completamente reservado.

El viernes 9 de abril de 1948 el restaurante estaba a rebozar. Los diplomáticos de la Conferencia Panamericana estaban en el restaurante desde el mediodía, junto a funcionarios de alto nivel del gobierno. Joaquín Estrada Monsalve, ministro de Educación,  llegó a almorzar al Temel con el doctor Eliseo Velásquez, Director de Educación de Antioquia hacia las doce y treinta. Almorzaron apresuradamente, ya que Velásquez salía para tomar el vuelo para Medellín. En la puerta, a la una y diez minutos de la tarde, el doctor Alberto Duran Laserna, director de la Radio Nacional, transfigurado bajo el impacto de una viva impresión, les dijo: Acaban de asesinar al doctor Gaitán en la puerta del edificio de su oficina, y estoy llamando a Palacio"

La noticia se supo inmediatamente en el interior del restaurante, conmocionando a los comensales. El lugar del asesinato era apenas a tres cuadras, atravesando la Avenida Jiménez. Joaquín Estrada cuenta su salida del restaurante así: "Me resisto a creerlo. Sigo para el Ministerio de Educación. Al cruzar la Carrera Séptima, no observo movimiento ninguno irregular. Todo aún tranquilo, la calle soleada, las gentes en su actitud normal. Sólo hacia el sitio de los sucesos miro un grupo de curiosos, como tantos que se forman en nuestras calles a raíz de un accidente de tránsito". Sigo al Ministerio. En la puerta el periodista Jaime Soto, demacrado, lívido, me confirma la cruel noticia. "Que vergonzosa infamia", le contesto. Subo a prisa al Ministerio en busca de un teléfono directo a Palacio, Pero la puerta está cerrada y el ascensor no funciona. Salgo al andén, donde me confirma la noticia Víctor Aragón, pálido pero sereno. En este instante, las gentes, en grupos presurosos, comienzan a desprenderse sobre el sitio del asesinato, pues las radios ya difundieron el hecho. El ambiente se caldea por segundos. Un transeúnte grita: "A matar godos, todos a matar godos!".

Sin conocer detalles, es claro que el restaurante se desocupó en minutos. Los diplomáticos salieron casi todos hacia el Capitolio Nacional o el Hotel Granada, a esperar el desarrollo de los acontecimientos. El Temel, recién inaugurado, temía por sus instalaciones. Sin embargo, la suerte estaba de su lado. Como la carrera octava era la ruta de llegada al Palacio Presidencial y el presidente Mariano Ospina venía a toda velocidad desde Usaquén al enterarse de la noticia, la zona fue rápidamente militarizada. Igualmente, se destinaron otros soldados para proteger a los diplomáticos, especialmente al General Marshall.

Finalmente, el restaurante Temel fue respetado en ese aciago día. Muchísimos edificios de la zona sufrieron enormemente. El bellísimo Hotel Regina situado donde hoy está el Edificio Avianca, fue reducido a escombros, mientras el Granada, ubicado frente al Regina, sobre el costado Sur del parque Santander, quedó intacto, pues fue defendido a tiros por huéspedes y empleados. Igualmente se libró la Embajada de los Estados Unidos, que en aquella época estaba en la carrera 9a. con la calle 12 y tenía protección del ejercito. La Gobernación de Cundinamarca fue atacada e incendiada, pero la bella iglesia colonial de San Francisco, contigua a la Gobernación, no sufrió daño alguno. La Cancillería de San Carlos fue parcialmente incendiada, mientras su vecino, el Teatro Colón, quedó intacto. El Palacio de Justicia fue arrasado, así como el palacio Arzobispal y los Ministerios de Hacienda y Gobierno. Los clubes Jockey y Gun también fueron respetados.

LA GLORIA EN LOS AÑOS CINCUENTA

En los años 50s, El Temel estaba en la cima de la vida social en Bogotá. Los grandes banquetes de la época, los matrimonios, las fiestas de quince, las reuniones empresariales, los desfiles de moda, se realizaban en sus modernas instalaciones de la Carrera 8 A 15-65. En 1950, cinco días después de fundada la HJCK, a Gloria Valencia de Castaño se le ocurrió transmitir en vivo un desfile de modas, desde El Temel. Armada de un micrófono, y con la complicidad de su esposo, logró transmitir con inusitada realidad el detalle de las texturas de las telas y puso a imaginar a los oyentes los diseños. Su osadía le valió un comentario del Nobel de literatura Gabriel García Márquez, su amigo. “Gloria hizo un imposible metafísico que fue transmitir puntada a puntada un desfile de modas por la radio”.

Gustavo Álvarez Gardeazábal también recuerda El Temel: “Fueron días inolvidables. Nosotros no conocíamos las estufas de carbón mineral ni los calentadores de agua encima de las estufas. Acababan de inaugurar el Hotel Tequendama al lado de los huecos que Fernando Mazuera había hecho en la 26 y llegar hasta ese hotel a sentarnos en su restaurante a comer fino, con muchos cubiertos y copas, era apasionante. Nos turnábamos una vez a la semana entre el Temel y el Hotel para ir a comer y aprender..... Allá me enseñaron a usar los cuchillos y los tenedores, a comer filete de pescado con cuchillo sin filo, a pedir carne media o bien asada, a limpiarme con las servilletas de tela que había necesidad de poner en el regazo y, sobre todo, a coger las copas.”

El Profesor Conrado Narváez, pionero de la medicina naturista en Colombia, fundó un Club Científico Social Vegetariano en 1950,  uno de cuyos socios fue El Maestro Omar Rayo. El Club celebraba banquetes vegetarianos en el Salón de Banquetes que tenía El Temel. Como esta, hay muchas otras referencias al restaurante en las páginas sociales de comienzos de los cincuentas.

En octubre de 1952, la periodista Emilia Pardo Umaña hizo en el periódico El Tiempo de Bogotá un reportaje a Jack Temel, del cual extractamos los siguientes apuntes: 1) El Temel era considerado en ese momento uno de los mejores restaurantes del mundo 2) El restaurante contaba con sus propios pescadores 3) Tenía proveedores exclusivos de huevos y carnes 4) Criaba sus propios cerdos cerca de Bogotá, donde hoy es el Minuto de Dios 5) La langosta siempre estaba viva y el pescado siempre estaba fresco para sus clientes 6) El restaurante contaba con enormes neveras y cuartos fríos. 7) La meta era convertirse en el mejor restaurante del mundo.

En abril de 1953 se reúnen en El Temel los conservadores ospinistas, en un acto de desafío y oposición al presidente Laureano Gómez. Días antes, habían pasado por la casa de Laureano los conservadores Jorge Cavelier, Manuel Barrera Parra y Vicente Dávila Tello para contarle que pensaban organizar un banquete al ex presidente Ospina con motivo del quinto aniversario del 9 de abril. 

Laureano oyó atentamente el motivo que llevaban para alterar su paz. De repente preguntó:
—¿Cuántas personas calculan ustedes que puedan concurrir a ese acto?
—Unas mil personas, señor presidente.
—Mil personas a treinta pesos, son treinta mil pesos. ¿Dónde piensan ofrecerlo?
—En el restaurante Temel.
—¡Quieren ofrecerle al judío Temel la ocasión de que se gane otros treinta mil pesos!

El discurso del 11 de abril de 1953 en El Temel selló la división conservadora y abrió las puertas para la dictadura de Rojas Pinilla dos meses después. Como todos sabemos la dictadura de Rojas fue a su vez el camino para el Frente Nacional, que también se planeó de alguna manera en El Temel, cuando en un banquete en 1956 López Pumarejo pidió a los liberales votar por un candidato conservador para acabar con la violencia.

LA ETAPA FINAL DEL RESTAURANTE


En el año 1951 Max Temel, que manejaba toda la parte administrativa y logística del restaurante, contrajo matrimonio con Hanka Spiegel, a quien había conocido en el restaurante meses antes.

Hanka, nacida el 13 de marzo de 1930, era una sobreviviente de los campos de concentración de Riga, Stutthof y Gdansk. De origen checo, fue deportada junto con sus padres desde la población de Brno en Checoslovaquia en 1941, hacia el ghetto de Riga en Latvia, donde permaneció hasta noviembre de 1943. En el ghetto fue asesinado su padre a manos de los nazis. Trasladada a Stutthof junto con su madre, fueron seleccionadas para muerte en el campo de concentración, pero un guarda de origen checo que las conocía logró salvarlas y gestionar su traslado a otro campo en Gdansk. Allí permanecieron hasta marzo de 1945, cuando fueron liberadas por tropas soviéticas.

De vuelta a Brno, encontraron que la comunidad judía había sido prácticamente exterminada y que ya no quedaba nadie de la familia Spiegel. Una hermana de Dolly Berger, la madre de Hanka, había emigrado a Bogotá y allí también  viajaron Hanka y su madre. Llegó a Colombia en 1946, de 16 años y 8 años de historias de horrores y guerra. 

En El Temel, Hanka, que había cambiado su nombre a Hannelore, conoció a Max y se casaron en 1951, cuando ella tenía 21 y Max 46. En Bogotá tuvieron 3 hijos en los años 50s, Charles, Sofia y George. La pareja compró 3 lotes en la nueva urbanización de El Chicó, una zona donde se establecieron muchas familias judías, por la cercanía de las sinagogas de la comunidad.

En algún momento, hacia 1963, los Temel decidieron que era el momento de cerrar el restaurante. El motivo no está claro para mí, pues el restaurante seguía siendo muy exitoso y la clientela cada vez más grande. Los chefs eran de la categoría de Segundo Cabezas, que fue en un momento dado el segundo a bordo en la cocina de El Temel. En las pocas referencias escritas que he encontrado, se dice que Max y Hannelore pensaron que era mejor para sus hijos crecer en los Estados Unidos. No sé que haya pensado Jack al respecto, pero también decidió acompañarlos. Eran personas todavía productivas, pues Jack tenía 61 y Max 58 cuando decidieron cerrar el negocio.

Cuenta Juan Jorge Jaeckel: “Cuando decidieron retirarse hicieron algo que hoy parece increíble: rehusaron ceder el nombre del "Restaurante Temel" y vendieron separadamente edificio, muebles, equipamiento y la extensa cava de vinos. Parte del menaje lo compraron algunos de sus empleados que conocedores de recetas y secretos del buen servicio abrieron El Tío en la carrera 9 entre 18 y 19.” El Temel había sido la referencia gastronómica de Bogotá durante más de 25 años y de un momento a otro desaparecía, su nombre quedaba archivado y sus dos dueños emigraban a Estados Unidos.

EL CALLEJON TEMEL

Durante muchos años el suntuoso local de la Carrera Octava A entre calles 15 y 16 permaneció en el olvido, después del cierre de El Temel. El callejón sufrió la suerte de muchas calles del centro de Bogotá y parecía no tener futuro. A comienzos de los años 80s, 20 años después del cierre del restaurante, era una zona de expendio de drogas ilegales y refugio de maleantes. Su nuevo destino provino de una situación que no tenía nada que ver con el viejo restaurante: la necesidad de reubicar los expendios de libros usados de la Avenida 19 de Bogotá.

Desde 1982 la Alcaldía de Bogotá estaba buscando reubicar a los libreros que se habían tomado la Avenida 19, una moderna calle construida por el Alcalde Virgilio Barco para la visita del Papa Pablo VI en 1968. Casetas de todo tipo invadían los dos costados de la Avenida entre las carreras octava a décima, causando una gran invasión del espacio público. El Alcalde Julio Cesar Sánchez tuvo la idea de reubicar a estos libreros en el viejo restaurante de El Temel y compró el predio a finales de su mandato.

Andrés Pastrana recibió el encargo y negoció con los libreros el traslado, en jornadas llenas de drama, pues los libreros no confiaban en el gobierno, no querían trasladarse y amenazaban con una revuelta de grandes dimensiones. Un primer intento de desalojo en 1988 fue abortado. Para el segundo intento, el 18 de agosto de 1989, otro magnicidio tocó indirectamente a El Temel. Cuando las grúas estaban listas para llevarse las casetas, se supo que en Soacha acaban de asesinar a Luis Carlos Galán. Las maquinas recibieron orden de retirarse, ante la gran magnitud e impacto de la tragedia.

Durante las siguientes semanas, por fin se llegó a un acuerdo. El gobierno distrital acondicionó las viejas instalaciones de El Temel para construir el Centro Cultural del Libro (CCL) y el BCH otorgó créditos blandos a los libreros. El nuevo centro se inauguró el 19 de enero de 1990, casi 42 años después de la gran apertura de El Temel el 5 de abril de 1948. Hoy, por el centro cultural transitan miles de personas comprando libros usados. Igual que en los días de gloria del antiguo restaurante, actualmente hay gran actividad en el viejo callejón Temel.

LA FAMILIA TEMEL EN ESTADOS UNIDOS

En 1963 la familia Temel se instala en el sur de la Florida. Max Temel se vinculó rápidamente a una organización judía para el cuidado de ancianos, llamada Miami Jewish Home and Hospital for the Aged at Douglas Gardens. Allí manejó durante 18 años el área de alimentos de esta organización, parte importante del Miami Jewish Health System, aprovechando todos sus años de experiencia en El Temel. Se retiró en 1981, mudándose a Davie, una población en el condado de Broward. Murió el 23 de enero de 1997. 

Jack Temel también emigró hacia Estados Unidos. Recibió su tarjeta de residencia en 1966 y murió en Boca Ratón en abril de 1986.

En septiembre de 1970 la familia Temel volvió a sufrir en carne propia el terrorismo. Sofia Temel, hija de Max, nacida en Bogotá en 1955, fue secuestrada junto con otros 104 pasajeros en un vuelo de TWA. El Frente Popular para la Liberación de Palestina secuestró 4 aviones entre el 6 y 9 de septiembre de 1970, enviando a los 400 pasajeros a Jordania, donde permanecieron 6 días. La odisea de Sofia fue seguida con gran interés en el sur de la Florida, por residir allí la familia y por tratarse de la hija de una sobreviviente de los campos de concentración nazis.

Hannelore Temel, la viuda de Max, reside todavía en el sur de la Florida y luce muy vital a sus 82 años. Charles, Sofia y George, hijos de Max, nacidos en Bogotá, viven en Estados Unidos y todavía se encuentran con personas que les cuentan que celebraron sus bodas, sus quinces o algún momento especial de sus vidas en El Temel.

domingo, octubre 28, 2012

Recordando a Ethel Farkas


Hoy domingo 28 de octubre de 2012 me levanté enterándome de la triste noticia de la muerte de Ethel Farkas, la mamá de María Clemencia Castillo, Gordy, mi novia de varios años universitarios a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta en Bogotá. Me vinieron a la memoria muchos lindos recuerdos, que quisiera compartir.

En el San Pedro de 1979 en Ibagué conocí en una de esas impresionantes fiestas del Club Campestre a Gordy y nos ennoviamos inmediatamente. Ella vivía en Bogotá, pero tenía unos primos muy queridos en nuestra ciudad, los Aragón Farkas. Yo era un muchacho de 22 años y Gordy era una niñita de apenas 15, pero siempre llevamos una linda relación a pesar de la diferencia de edades.

Nuestro noviazgo duró casi 4 años, época de mi vida que recuerdo con mucha nostalgia. Dios me bendijo con una gran mujer, a quien adoro y respeto, que me ha dado grandes alegrías y tres maravillosos hijos, pero en mi corazón siempre habrá un lugar para María Clemencia, Ethel y su gran familia.

Ethel, viuda desde muy joven, vivía en aquellos años en un apartamento en la calle 53 con carrera novena en Bogotá, junto a sus 4 hijas. El ambiente del apartamento era alegre y bullicioso, con los naturales inconvenientes de 5 mujeres de temperamento fuerte viviendo juntas. Para completar, la vecina también era otra viuda, con una única hija. Así que el ambiente del edificio era muy femenino, muy exótico para mi, que era muchas veces el único hombre del grupo. A Ethel le encantaban la música, los naipes, salir al norte, charlar, disfrutar de su familia. Su casa estaba abierta a sus hermanos y hermanas, a sus sobrinos, a sus amigos y a los de sus hijas.

Recuerdo muchas cosas buenas de Ethel y de aquellos años. Yo era un muchacho difícil, lleno de vida, con muchas ganas de hacer locuras, varios años mayor que Gordy. Mi suegra siempre supo llevar con tacto esa relación, hablaba mucho conmigo, me aconsejaba, me guiaba, tenía siempre la palabra exacta. Muchas veces la veía sufrir por la dolorosa experiencia de la viudez, que era más difícil de llevar porque sus 4 hijas eran apenas unas niñas. Pero Ethel era una mujer valiente, echada para adelante, que siempre se reía de la vida. Aprendí de Ethel que, a pesar de las dificultades y las tristezas, hay que seguir adelante y mostrar una cara fuerte y decidida ante la adversidad.

Mi asociación con la música es muy grande y Ethel no puede ser la excepción. Me vienen a la memoria en su casa Richard Clayderman, Vikki Carr, Rocio Durcal y tantos otros. Obviamente Pastor López, Boney M y otros ochenteros. Recuerdo a Pilar Aragón y a Luis Enrique con su música. Pero hoy tengo fija en mi cabeza la imagen de Ethel, con su voz ronca y su sonrisa fácil, tarareando Total de Vikki Carr: "Total, si me hubieras querido, ya me hubiera olvidado, de tu querer, ya ves, si no tengo tus besos, yo no muero por eso, yo ya estoy cansada de tanto besar"…….descansa en paz Ethel, saludos a Gordy, gracias por ser tan linda y especial.

viernes, octubre 26, 2012

Queen en Budapest

Si tienen la oportunidad, busquen en su ciudad la próxima ocasión en que proyecten el concierto que hizo la banda Queen en Budapest en 1986. Es un impresionante espectáculo, con las más conocidas canciones de la banda inglesa, filmado en el mejor momento de su carrera.

En el verano de 1986 el grupo Queen organizó una serie de conciertos que pasaron a la historia del rock. El Magic Tour incluyó el famoso concierto en el estadio de Wembley, así como el primer concierto detrás de la cortina de hierro, tres años antes de la caída del Muro de Berlín.

En Budapest, 80000 fanáticos llegaron al estadio de la ciudad, el Népstadion, para ver a Queen y a Freddy Mercury cantando Bohemian Rapsody, Crazy Little Thing Called Love, I Want To Be Free, We Will Rock You, We Are The Champions y muchas otras. El concierto fue filmado por un grupo de los mejores camarógrafos y técnicos húngaros de la época. Hace unos meses la filmación fue remasterizada en alta definición, con un espectacular sonido envolvente de 5.1, diseñado para salas de cine de primer nivel. El concierto digitalizado fue lanzado al mercado en septiembre de 2012, proyectándose simultáneamente en 30 países. En Colombia está siendo proyectado por Cine Colombia.

Hay que recordar que después de este verano de 1986 Freddy Mercury comenzó a sentirse enfermo y fue diagnosticado privadamente con SIDA en el primer semestre de 1987. Nunca volvió a tener el nivel de aquel mágico verano y murió en noviembre de 1991. Vale la pena ver a Queen y a Freddy Mercury en el mejor momento de su carrera. Vayan al concierto, no se arrepentirán.

QUEEN "Hungarian rhapsody: live in Budapest '86":
1-One Vision 
2-Tie Your Mother Down 
3-In The Lap Of The Gods... Revisited 
4-Seven Seas Of Rhye 
5-Liar (Guitar riff)/Tear It Up 
6-A Kind Of Magic 
7-Vocal Improv 
8-Under Pressure 
9-Who Wants To Live Forever 
10-I Want To Break Free 
11-Brighton Rock Solo (Guitar Solo) 
12-Now I'm Here 
13-Love Of My Life 
14-Is This the World We Created... ? 
15-Rock N' Roll Vocal Improv 
16-Tutti Frutti 
17-Bohemian Rhapsody 
18-Hammer to Fall 
19-Crazy Little Thing Called Love 
20-Radio Ga Ga 
21-We Will Rock You 
22-Friends Will Be Friends 
23-We Are The Champions 
24-God Save The Queen 



Recordando a Kid Pambelé


He leído hoy en la prensa que el próximo domingo se cumplen 40 años de la consagración de Kid Pambelé como campeón mundial de boxeo. Como muchos otros recuerdos de mi juventud, me quedo aterrado de que hayan pasado ya tantos años de cosas que tengo muy presentes y frescas en mi memoria.

En octubre de 1972 yo era un muchachito de 15 años, dedicado completamente al deporte del bolo. Jugaba al menos 5 o 6 líneas al día, con unas bolas terribles, que me deformaron completamente el dedo medio de mi mano derecha. Era jugador de primera categoría en Ibagué y me la pasaba en la bolera del Círculo Social, donde aparte del bolo aprendí de rancheras, tangos y obviamente mucho de música setentera.

El sábado 28 de octubre estaba muy pendiente de la pelea de un boxeador que no era muy conocido en Colombia, pero del que yo si sabía porque devoraba las páginas deportivas de la prensa nacional. Mientras jugábamos bolos esa noche en el Círculo, estábamos muy pendientes de la narración radial desde Panamá. José, el barman, aquel que nos enseñó tantas cosas de la vida nocturna, nos daba reportes cada round. En el décimo asalto, José nos llamó a gritos. Peppermint Frazer, el campeón mundial, había caído! Saltamos de la cancha hacia donde estaba el radio y oímos en directo la segunda y la tercera caída. Que emoción tan grande, un colombiano era campeón mundial de boxeo! Suspendimos el bolo y nos dedicamos a celebrar aquel triunfo, en aquella Colombia donde era exótico que un compatriota triunfara a nivel mundial.

Muchas noches desde aquel triunfo vimos triunfar a Pambelé. Sus 12 defensas fueron un acontecimiento, con reunión de amigos, banderas, pitos, orgullo patrio, etc. Pambelé se paseó por el mundo del boxeo derrotando a los más grandes. Recuerdo en especial su defensa contra Nicolino Locche, en marzo de 1973. Nicolino era una boxeador argentino muy experimentado, que no se dejaba tocar de sus rivales. Había sido campeón mundial y había derrotado a Pambelé por puntos en 1971, en el Luna Park de Buenos Aires. En el 73, Pambelé lo destrozó en su primera defensa, obligando a Nicolino a retirarse del boxeo.

Con la fama, Pambelé comenzó a descomponerse. En marzo de 1976 lo vi perder su título frente a un jovencito de 17 años, Wilfredo Benítez de Puerto Rico. Sacó fuerzas para recuperar su título nuevamente y lo sostuvo hasta agosto de 1980, cuando fue apaleado por Aaron Pryor en Cincinnati. No recuerdo haber visto esa última pelea, ya no despertaba tanto interés y entusiasmo como 8 años atrás. Con esta derrota comenzó la caída libre de Pambelé, que se convirtió en un drogadicto, recorriendo las calles de Cartagena, buscando pleito con el que se encontrara. Viajó varias veces a Cuba buscando salir del vicio, al que periódicamente volvía. 

En 1990, en un viaje de trabajo debí tomar un bus entre Barranquilla y Cartagena. Cerca de Cartagena se subió al bus un hombre con los ojos enrojecidos, mal afeitado,  con vestimenta en muy mal estado y evidentemente drogado. Muy triste, reconocí en aquel hombre a mi antiguo ídolo Kid Pambelé. Se sentó cerca de mi, pero nadie en el bus le dirigió la palabra, ni trató de mirarlo.

He leído en estos días que Pambelé se reconcilió con la vida, que no tiene nada del dinero que ganó en su carrera, que vive tranquilo en Turbaco, donde han ido a buscarlo por cuenta del aniversario de su título. El dice ahora después de sus días de gloría y de infierno: de vainas estoy vivo….

Grande, Pambelé, nos enseñaste a triunfar, también a mirar que cosas terribles produce la droga. Kid Pambelé es uno de los lindos recuerdos de mi juventud, ojalá termine en paz y tranquilidad su paso por el mundo