domingo, abril 19, 2015

Sofia Temel Maisler


Three years ago, without really any particular reason, I decided to do an investigation on the Temel restaurant, the greatest restaurant in Bogota that closed more than 60 years ago. The investigation resulted in a long chronicle, where I related the history of Jack and Max Temel and their families over more than 110 years. The chronicle also resulted in a visit from the Temel family to Bogota, where I had the honor of meeting several members of the family, to visit the old Temel Alley, old Bogota and to spend several days together in the city where they had been born, but which they had not visited in 50 years. This visit and the chronicle were related in a 6 page article in the Magazine of the Javeriana University at the end of year 2013.

During those 110 years of family history, where I related events such as the persecution of the Jews in Austria, the horror of the concentration camps, the 9th of April of 1948 in Bogotá, the kidnapping of an airplane by Palestinian terrorists, I had not had to face an event that hurt me personally so much as the unexpected death of Sofia Temel Maisler, a beautiful woman of 59 years of age, that I met during her visit to Bogota in 2013. 




Sofia Desiree Temel was born on May 18th of 1955 in Bogotá, at the moment of glory for the Temel Restaurant. Her childhood was in a beautiful district of Bogotá. For reasons that I will detail in a future article, she emigrated to the south of Florida at the beginning of 1963. She suffered an aeroplane kidnapping when she was 15 years old and was attending ninth grade. Her adolescence was in a home where her father Max Temel dedicated the last 30 years of his life to the vital role of serving the elderly communityand her Mother, Hanna Temel, spent time on the important task of documenting her experiences in concentration camps so new generations would not forget this terrible and tragic history.

Sofia married Jay Maisler in 1977, a marriage which produced three children, Rachel, Brian and Aaron. Sofia also dedicated her life to the service of others, continuing the tradition of her parents. She was a social worker, specializing in the care of the elderly, graduated from the Wurzweiler Social Work School. She was the Director of Senior Services at Tampa Jewish Family Services, an organization in Central Florida. She also contributed to fund recollection for diverse social causes. At the moment of the collapse that resulted in her death, Sofia was working in an event that involved fund recollection. 

The image that I have of Sofia is the one of a woman with an eternal smile, intelligent, kind. She remembered very clearly details from the Temel restaurant, even 50 years later and lots of architectural transformations. She told me a lot of details that I was not aware of about the purchase of the restaurant and the conflict that involved Max and Jack's families, which resulted in the closure of the restaurant. She was a very special woman, worthy heiress of the tradition of service in her family, which has continued with her children, especially her wonderful daughter Rachel. She died very young, leaving a great void in every one of us who got to know her. 

To her husband Jay, her children Rachel, Brian and Aaron, to her mother Hanna, her brothers Charles and George, to the Temel and Maisler families, my sincere condolences, which are filled with affection and admiration for Sofia's life. May the creator of the universe take care of her in heaven, and give you the strength to handle her absence. May her example be remembered with joy through all the generations. 

sábado, abril 18, 2015

Sofia Temel

Hace 3 años, sin ninguna razón especifica, decidí hacer una investigación sobre el restaurante Temel, el más grande e importante que tuvo Bogotá hace más de 60 años. La investigación derivó en una de mis crónicas más leídas, donde relaté la historia de Jack y Max Temel y sus familias a largo de 110 años. La crónica también derivó en una visita de la familia Temel a Bogotá, donde tuve el honor de acompañar a varios miembros de la familia a visitar el viejo Callejón Temel, el Bogotá antiguo y pasar varios días juntos en la ciudad donde habían nacido pero que no visitaban hacía 50 años. Esta visita y la crónica fueron registrados en un artículo de 6 páginas de la Revista de la Universidad Javeriana a finales del año 2013. VER CRÓNICA

Durante esos 110 años de historia familiar, donde relaté hechos como la persecución a los judíos en Austria, el horror de los campos de concentración, el 9 de abril de 1948, el secuestro de un avión por terroristas palestinos, no había tenido que registrar un hecho que me doliera personalmente tanto como la inesperada muerte esta madrugada de Sofia Temel, una hermosa mujer de apenas 59 años de edad, a quien conocí en su visita del año 2013 a Bogotá.



Sofia Desiree Temel nació el 18 de mayo de 1955 en Bogotá, en el momento de gloria del Restaurante Temel. Vivió su infancia en el recién construido barrio El Chicó. Por motivos que detallaré en una próxima crónica, emigró al sur de la Florida a comienzos de 1963. Sufrió un secuestro aéreo cuando apenas tenía 15 años de edad y cursaba noveno grado.  Su adolescencia se dio en un hogar donde su padre Max Temel dedicó los últimos 30 años de su vida a servir a los más necesitados y su madre Hanna Temel a transmitir sus experiencias de campos de concentración a las nuevas generaciones.



Sofia se casó con Jay Maisler en 1977, matrimonio del que nacieron sus hijos, Rachel, Brian y Aaron. Sofia también dedicó su vida al servicio de los demás, continuando la tradición de sus padres. Trabajadora social especializada en cuidado de adultos mayores, graduada en la Escuela de Trabajo Social Wurzweiler, era Directora de Senior Services de Tampa Jewish Family Services, una organización comunitaria en el centro de la Florida. También contribuyó a la recolección de fondos para diversas causas sociales. En el momento del colapso que finalmente derivó en su muerte, Sofia estaba trabajando en un evento de recolección de fondos.



La imagen que tengo de Sofia es la de una mujer con una sonrisa siempre a flor de labios, tranquila, inteligente, amable, llena de vida. Recordaba con gran precisión los detalles del restaurante Temel, aún después de 50 años y muchas transformaciones arquitectónicas. Me contó muchos detalles que yo aún desconocía de la compra del restaurante y de los conflictos que tenían las familias de Max y Jack, que resultaron en el cierre del restaurante. Una mujer muy especial, digna heredera de la tradición de servicio de su familia, que se continua en sus hijos, especialmente en su maravillosa hija Rachel. Ha muerto muy joven, dejando un gran vacío entre todos los que la conocimos.



A su esposo Jay, a sus hijos Rachel, Brian y Aaron, a su madre Hanna, a sus hermanos Charles y George, a las familias Temel y Maisler, mi emocionado saludo de condolencia, de afecto y admiración por la vida de Sofia. Que el creador del universo la cuide en el más allá y les de fortaleza para soportar su ausencia. Que su ejemplo sea recordado con alegría por todas las generaciones.





sábado, abril 11, 2015

Bogotá en 1932

Desde hace varios días he comenzado a revisar un maravilloso plano de Bogotá en 1932, que se puede conseguir en alta resolución en la red. Yo ya había tocado el tema de la Bogotá de los años 30s en varias de mis crónicas, pero este plano me ha ayudado a entender visualmente como era la ciudad y como era su situación de transporte.

Para entender cuanto ha cambiado la ciudad, vale la pena analizar varias áreas:












lunes, abril 06, 2015

La hazaña de Pedro Jota

Jueves 16 de mayo de 1968. La ciudad de Ibagué es un hervidero de pasión deportiva. La Vuelta a Colombia, el gran espectáculo nacional, llega a la ciudad procedente de Armenia. Pedro Julio Sánchez, el gran León del Tolima, ocupa la tercera posición en la clasificación general a 58 segundos del líder Gustavo Rincón. Todos los analistas pronostican una dura lucha en La Línea, el puerto de montaña que decidirá la Vuelta. El Alcalde de Ibagué, Armando Polanco Urueña, pide cordura a la ciudadanía, y respeto por los integrantes de la gran caravana de la Vuelta "máxime cuando uno de nuestros pedalistas, Pedro J. Sánchez, quien ocupa un magnífico puesto en la clasificación general, ha expresado que Ibagué reitere su proverbial cultura en esta clase de actos deportivos".

 Los alumnos de quinto de primaria del Colegio Jiménez de Cisneros, entre los que me encontraba, no podíamos contener la emoción por el gran acontecimiento. Todos teníamos nuestros radios a la mano, nadie escuchaba a los profesores, todos estábamos pendientes de la transmisión de las emisoras. A las once de la mañana nos soltaron y yo salí corriendo desde la calle 17 hasta la décima, a ver la llegada de la Vuelta en un lugar privilegiado, el balcón de la casa de mi abuela Paulina, situado exactamente en el punto de llegada de la etapa, carrera tercera con calle décima A.

A las 10:30 de la mañana la etapa había salido de la Plaza de Bolivar de Armenia, rumbo a nuestra ciudad. Ya en las calles de Calarcá Pedro Jota llevaba algunos metros de ventaja a su rivales. Carlos Montoya, segundo en la general, se rezagó en los primeros kilómetros del ascenso. Todo parecía favorecer a nuestro ídolo. Pero el ataque surgió del lado de Javier Suarez, el gran ciclista antioqueño. El Ñato se escapó dejando a todos rezagados en la subida a la Línea, donde pasó en solitario. Pedro Jota llegó de segundo, mientras el líder Rincón vivía un drama y perdía toda opción.

En Ibagué la angustia por el arrancón del Ñato Suárez era grande. La transmisión se perdía en la bajada hacia Cajamarca, porque los ciclistas iban mucho más rápido que los carros de las emisoras. Debíamos esperar a que llegaran a Cajamarca. Cuando apareció el primer ciclista en Cajamarca, el grito de emoción fue unánime: Pedro Jota iba ganando en solitario! Javier Suárez iba de segundo y los otros pedalistas iban muy atrás. Pero otro inconveniente se presentó, con un pinchazo de Pedro Jota entre Cajamarca e Ibagué. Seguíamos en vilo.

Pero ya en las goteras de Ibagué la apoteosis se desató. Pedro Jota seguía de líder y ya el triunfo se veía venir. Apenas se supo en el sitio de meta, sonó el Himno Nacional. Cuando Pedro Jota llegó a la meta, el Bunde Tolimense se oía por la ciudad entera. Mi papá lloraba de emoción en el balcón. Ibagué estalló de alegría, en una emoción colectiva solo comparable a la del campeonato del Deportes Tolima muchos años después. De la multitud salió la esposa de Pedro Jota, fundiéndose en un abrazo con el nuevo líder. Nadie lo podía creer.



Las estadísticas muestran que Javier Suarez llegó a menos de 4 minutos que Pedro Jota, pero en mi recuerdo pasó mucho tiempo para que otro corredor llegara. Cochise fue tercero en la etapa y Pablo Hernández cuarto. Pero todos veíamos unicamente a Pedro Jota, a nuestro gran León. En la general, Pedro Jota quedaba con más de 8 minutos de ventaja sobre Javier Suarez, 9 minutos sobre el español Fulgencio Sánchez y más de 10 frente al anterior líder Gustavo Rincón.





La siguientes etapas fueron casi de trámite. Recuerda mi gran amigo Gilberto Silva que salimos con mi papá, a despedir la caravana con pañuelos blancos, en la carrera quinta, a la altura del Colegio San Simón. Pedro J. mantuvo la ventaja en Neiva, el viernes 17. El sábado 18, llegó a Girardot con los mismos 8 minutos a su favor. Solo quedaba la etapa del domingo 19, a la que se unió el gobernador del Tolima, Ariel Armel, que hizo el recorrido en moto para acompañar al gran León del Tolima.

Pedro Jota seguía dudando, sin embargo. Expresamente le pidió a su familia que no viajara a Bogotá al recibimiento en El Campín. Pero nada detuvo el triunfo y el domingo 19 de mayo de 1968, con un estadio a reventar, se dio la única victoria de un tolimense en la Vuelta a Colombia. Nuestro más grande deportista recibía la recompensa a una meritoria carrera. En la meta lo esperaba Pepe Cáceres, otro gran tolimense de aquellos años.

Tolimenses de todas partes celebramos esa gran victoria. Ese domingo en Ibagué hubo lágrimas, vivas, desfiles de carros, pitos y banderas. La colonia tolimense en Bogotá estaba toda en El Campín. El orgullo colectivo era muy grande. Nuestro Pedro Jota, el gran León del Tolima, brillaba en el más grande evento deportivo de Colombia.

Se organizó rápidamente una colecta para darle una casa al gran campeón. Recibió un premio de 4500 pesos por parte de la carrera, pero la Gobernación del Tolima le dio un premio de 50000 pesos y Telepostal le concedió otros 40000 pesos, con lo que pudo comprar casa propia. El 24 de mayo lo recibió Ibagué, en un desfile desde Buenos Aires y una manifestación multitudinaria en el Parque Murillo Toro.


Pedro Julio Sánchez nació en Chaparral, el 8 de abril de 1940. Estudió en horario nocturno en el Colegio Tolimense de Ibagué. Comenzó a correr en 1957, a pesar de que su secreta ambición era ser pesista. En 1961 corrió su primera Vuelta a Colombia, siendo el segundo novato del año, detrás de Cochise Rodríguez, ocupando el puesto 13 en la general. Pedro J. se dio a conocer en la Vuelta del año 62, al ganar una etapa con llegada a Popayán y tomar el liderato de la carrera durante 5 días. Fue séptimo en la Vuelta del 63 y onceavo en la de 1964.

En 1965 debió retirarse en la etapa Ibagué - Armenia, aquejado por fuertes dolores, cuando era doceavo en la general. Pedro Jota no quería bajarse de la bicicleta, apenado con sus paisanos, por quienes quería seguir compitiendo. Esa clase de pundonor deportivo era la característica clave de este gran deportista.

En 1966, Pedro J. comenzó a llegar a su mejor nivel. A pesar de tener un equipo muy limitado, competía de igual a igual con la gran cantidad de antioqueños, cundinamarqueses, vallunos y españoles que dominaban las Vueltas de aquellos años. Su coraje le ganó el apodo de El León del Tolima, que todavía lleva con orgullo. En el 66 fue sexto en la general y fue seleccionado a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, donde hizo parte del equipo colombiano que ganó medalla de oro. En 1967 fue quinto en la general.


Para la Vuelta del 68, Telecom y Adpostal se unieron para darle a Pedro J. todas las herramientas para ganar la gran carrera. Pedro Julio Sánchez era empleado de Telecom en Ibagué, donde había llegado como mensajero y había hecho carrera. La unión de las dos empresas se plasmó en el equipo Telepostal, que contrató a Francisco Luis Otálvaro como técnico. Pedro J. se entrenó más de 4 meses para la competencia, algo que no había podido hacer en años anteriores. Con esas herramientas y sus grandes aptitudes deportivas, logró la gran hazaña. Tenía 28 años cuando ganó la Vuelta.



Pedro J. representó a Colombia en los Juegos Olímpicos de México 68 y fue 30 en la prueba de ruta de aquella olimpiada. En 1969 fue quinto en la Vuelta y ganó dos etapas. En 1970 fue sexto. En 1971 fue noveno y ganó su última etapa en la Vuelta, en la llegada a Pereira. En el 72 fue puesto 44. En el 73 obtuvo el puesto 23. En ese año, cuando ya se le veía el cansancio de 13 años de vueltas a Colombia, su esposa le pidió que se retirara. Terminaba así la gran carrera del León del Tolima.

Una Vuelta a Colombia, seis etapas ganadas, 8 veces entre los 10 primeros, una Vuelta a la Costa, medallista de oro en unos Centroamericanos y del Caribe, son sus principales logros. Un gran deportista y un gran señor.

Pedro Jota sigue practicando el ciclismo a sus 75 años, que cumplirá en este mes de abril de 2015. Es una persona tranquila, que vive su jubilación serenamente.  Nos ha dejado un legado inmenso de pundonor deportivo, coraje y sencillez. El gran León del Tolima vive en la memoria agradecida de muchos tolimenses, que lo recordamos con cariño y nunca olvidaremos su legado, en especial aquel mayo del 68. Gracias, Pedro Jota, por tantos bellos recuerdos.


Para conocer más de Pedro J, les dejo de sobremesa esta buena entrevista: