miércoles, junio 09, 2021

Rodrigo Quintero

¿Cómo puede uno despedirse de un buen amigo? ¿Cómo se puede sobrellevar su ausencia? La temprana partida de Rodrigo Quintero Ramírez ha sido un golpe muy duro para muchas personas, pero en este escrito quiero concentrarme en recordar a a aquel gran amigo de la Escuela Naval. 

Sábado 7 de julio de 1973. Provenientes de muchas partes del país, más de 100 muchachos llegamos a la Escuela Naval de Cadetes de Cartagena, a perseguir el sueño de convertirnos en oficiales navales. Muchos llegamos muertos del susto, con apenas 16 años recién cumplidos, como era mi caso. Duros días para los reclutas, que éramos tratados sin contemplaciones, solo los más fuertes sobrevivirían. En mi caso no había vuelta atrás, debía aguantar al menos 2 años antes de pensar siquiera en regresar a mi casa en Ibagué.

Fuimos divididos en 4 cursos, correspondiéndome el curso 1-1 Charlie. Formamos un grupo que se fue desgranando en los primeros 3 meses, quedando para la Jura de Bandera 18 cadetes, menos de 80 en total para el contingente NR-67. Aprendimos a conocernos y a respetarnos. Jaime Mallarino, Manuel Ayuso, Iván Correa, Calixto Cortés, Juan José Moreno, William Guarín, Luis Fernando Pérez, formaban parte de aquel curso 1-1 Charlie. Hoy continuamos con ellos y muchos otros "contis", casi 48 años después, con el fuerte vínculo de afecto que se forma en la Escuela Naval. 

También formaba parte de aquel 1-1 Charlie un muchachito proveniente del Valle, que tenía apenas 15 años de edad. Rodrigo Quintero sobresalía en nuestro grupo por el gran entusiasmo y el gran tesón que le ponía a cualquier actividad que desarrollaba. Poseedor de una gran energía, nadie podía notar que era de los más jóvenes del grupo. Atento a las órdenes de sus superiores, gran atleta, buen estudiante, impecable en su vestimenta, Rodrigo era una de mis grandes referencias en esos primeros meses de Escuela. ¿Cómo hace este flaquito, este pajarito, para seguir corriendo sin cansarse a las 9 de la noche?, me preguntaba. Rodrigo era la definición perfecta del "cadete prusiano".

Curso 1-1 Charlie, NR-67, octubre de 1973

En la foto oficial que nos tomaron un par de días antes de la Jura de Bandera, salimos juntos Germán Niño y Rodrigo Quintero, agachados, en el extremo izquierdo de la foto. Un recuerdo que se hace muy valioso en este momento, cuando despedimos al amigo que parte tan temprano. 

Durante los siguientes 2 años, tuvimos una buena y cordial relación de amistad y compañerismo con Rodrigo. Recuerdo mucho sus pequeños gestos de compañerismo, completamente desinteresados. Varios domingos en los que yo no podía salir por estar de guardia, Rodrigo llegaba con un "pudín" de regalo, algo de comer que sabía a gloria y que yo le agradecía mucho. Aquel flacucho muchachito de los primeros días se había crecido y era un cadete que disfrutaba y se gozaba la Escuela.


En estos días de reencuentro encontré una buena foto de Rodrigo en 2-2, casi dos años después de su llegada a la Escuela, que muestra su buen porte de cadete. Mirada firme, segura, impactante para un joven de 17 años. Así lo recuerdo todavía, aunque dejé de verlo durante 45 años.

Rodrigo continuó en la Escuela, estuvo en el famoso viaje del Gloria en 1976, cuando se celebraban 200 años de la independencia de Estados Unidos. Se graduó como oficial, Teniente de Corbeta, el 26 de mayo de 1978, cerca de 5 años después de nuestra llegada de reclutas a Cartagena. Ascendió hasta Teniente de Navío e inició una nueva carrera como Oficial de Operaciones en la Draga Bocas de Ceniza, donde adquirió nuevas habilidades para luego certificarse como piloto práctico. En 1994 ya tenía licencia como Piloto de Primera en los puertos de Buenaventura y Turbo, llegando después a convertirse en Piloto Maestro. Empresario con visión, formó empresa para aprovechar sus valiosas habilidades.




Se casó con Gloria Amparo Rodríguez, unión de la que tuvo a Rodrigo Quintero Rodríguez, hoy Capitán de Corbeta. Con Ana Milena Zuleta tuvieron 2 hijas, Sandra Milena y Celeste Quintero Zuleta. Sus tres hijos eran una parte importantísima de la vida de Rodrigo padre.

Rodrigo padre y Rodrigo Junior


Rodrigo y sus 3 hijos


A mis antiguos compañeros del contingente NR-67 los volví a encontrar a mediados del año 2020, 47 años después de haber ingresado a la Escuela Naval. Eramos diferentes, maduros, muchos jubilados y con nietos, pero al mismo tiempo éramos otra vez aquellos muchachitos de 1973, con picardía, juventud, confianza y amistad incondicional. Ya no importaban los cursos, ya no valía la antigüedad, éramos otra vez muchos reclutas de la compañía Delta recordando con cariño y aprecio nuestro tiempo en la Escuela. De la mano y la guía de Gabriel Salazar y otros compañeros volvíamos a navegar juntos. Cuántos amigos volvimos a estrechar lazos después de casi 5 décadas de no vernos. 


Entre ellos, otra vez destacaba Rodrigo. Amable y afectuoso, era otra vez aquel amigo que me traía pudines en aquellas noches de 1974 en la Escuela. Siempre me llamaba Germancito, me hacía recordar a Cartagena, la Escuela, esos 2 años duros y a la vez felices de mi adolescencia. Un hombre muy amable y cordial, que se gozaba la vida de la misma manera que había gozado la Escuela.

Su últimas intervenciones en nuestro chat fueron para contarnos un inverosímil vuelo privado entre Buenaventura y Cali, el 13 de mayo de 2021, donde fue el único pasajero, experiencia que disfrutó como un niño chiquito. Igualmente, una semana después, nos contó muy emocionado de la ciudadanía en Estados Unidos de su hija Celeste, que lo llenaba de orgullo. "La he dejado navegar sola, ya llegará el momento de aconsejarla e impulsarla", nos decía. 





El domingo 23 de mayo, en horas de la noche, fuimos informados por Carlos Martínez y Federico Przbilla en nuestro chat acerca de la salud del Pirry, supimos que estaba hospitalizado después de varios días de síntomas que había descuidado. Todos los compañeros de una u otra manera buscamos la manera de ayudar. Entró en UCI el 26 de mayo, a librar una batalla en la que había muy pocas esperanzas. Nos dejó el lunes 7 de junio, quedando devastados sus muchos amigos. Hará mucha falta Pirry, que parte hacia la inmortalidad con apenas 63 años. Había nacido el 18 de octubre de 1957.

Para finalizar, les dejo un sabio consejo de Rodrigo: "A los amigos los quiere uno con sus virtudes y sus defectos. Hay que respetar sus ideas y sus pensamientos." Una filosofía de vida que suena simple, pero que Pirry practicó con la misma tenacidad con que afrontó todos los retos de su vida y que lo llenó de amigos. Se hacía querer. Buen viento y buena mar, Rodrigo. Seguiremos brindando por los recuerdos, por Rodrigo Jr, Sandra y Celeste, en quienes recordaremos el gran hombre que fuiste.

Rodrigo Quintero, octubre de 1957- junio de 2021