Un hombre llega de visita
A las 9 de la noche del lunes 3 de enero de 1949, un hombre se acercó a la puerta de la embajada de Colombia en Lima y le dijo al portero que lo llevara a donde se encontraba el embajador. El portero se resistía a dejarlo pasar por lo avanzado de la hora, pero el hombre entró a la Embajada corriendo y llamó a gritos al jefe de la delegación diplomática. El embajador bajó y atendió al inesperado visitante. El le dijo: “Soy Víctor Raúl Haya de la Torre y solicito asilo político. Llevo 15 años en la clandestinidad, estoy enfermo y necesito ayuda para salir del país. Se que le estoy causando un gran problema.”
El embajador, Carlos Echeverri Cortés, reconoció de inmediato al jefe político y revolucionario, buscado intensamente por la dictadura que gobernaba al Perú. Le dio un fuerte abrazo y sin pensarlo le dijo: “Complacida, Colombia le otorga el asilo diplomático al que tiene derecho y no me importan las consecuencias personales que esto me signifique. Usted podrá estar tranquilo aquí, con la seguridad de que mi embajada y mi gobierno haremos todo lo posible por tramitarle su salvoconducto.” Haya de la Torre no podía creer la rápida reacción del diplomático. Lo abrazó fuertemente y repetidamente le daba las gracias. Estaba a salvo.
Ni Echeverri ni Haya de la Torre pensaron esa noche que la decisión de concederle asilo político perturbaría durante cinco años las relaciones entre Perú que se negaba a concederle el salvoconducto y Colombia que insistía en el derecho humanitario de proteger la vida del perseguido político.
El asilado ingresó a la embajada a los 54 años y le fueron celebrados allí cinco cumpleaños. Los gobiernos de Ospina Pérez, Laureano Gómez, Urdaneta y Rojas Pinilla le mantuvieron el asilo. Por fin, cuando habían transcurrido cerca de dos mil días, el 6 de abril de 1954, el ministro de Justicia del Perú, Alejandro Freundt, notificó a la embajada colombiana la decisión de su gobierno de permitir la salida de Haya de la Torre hacia el exilio.
El asilado ingresó a la embajada a los 54 años y le fueron celebrados allí cinco cumpleaños. Los gobiernos de Ospina Pérez, Laureano Gómez, Urdaneta y Rojas Pinilla le mantuvieron el asilo. Por fin, cuando habían transcurrido cerca de dos mil días, el 6 de abril de 1954, el ministro de Justicia del Perú, Alejandro Freundt, notificó a la embajada colombiana la decisión de su gobierno de permitir la salida de Haya de la Torre hacia el exilio.