Pedro
Antonio Niño nació a finales del siglo XIX en Oiba, en el hogar de Jesús Niño Pacheco y Oliva Rodríguez Díaz. Vivió en su niñez en dicha ciudad y estudió en
Tunja. En esos años, el viaje entre Oiba y Tunja suponía varias jornadas de
viaje, casi siempre a lomo de burro.
En
Oiba Pedro creció junto a sus primas Rodríguez Rodríguez, hijas de Federico Rodríguez
y Cenaida Rodríguez. Ellas tenían una finca cerca del pueblo, llamada
Paloblanco, que fue escenario de una de las batallas de la Guerra de los Mil
Días.
Pedro
Antonio entró a trabajar con los Hermanos Salesianos, quienes le enseñaron el oficio
de tipógrafo. Los Salesianos lo enviaron a trabajar en su imprenta de Ibagué, a
finales de los años 20. Desde Ibagué, sostuvo un largo noviazgo por carta con
su prima Paulina, una de las 6 hermanitas Rodríguez Rodríguez.
En
agosto de 1931 Pedro y Paulina se casaron en Oiba y se trasladaron a vivir a Ibagué.
En noviembre de 1933 nació su primer hijo, Humberto Niño Rodríguez, en una casa
grande en la Plaza de Bolívar, donde hoy funciona el Colegio Tolimense. A
Humberto lo siguieron Oliva (1934), Hernando (1938), Marina, Martha y Pedro
Antonio, nacido en 1944. Vivieron muchos años en la carrera tercera entre
calles 12 y 13 y luego en la carrera
tercera entre calles 10 y 10A.
Junto
con Paulina, fundaron la Papelería Tolima y la Editorial Apolo, aprovechando
sus conocimientos de tipografía. Ellos atendían personalmente sus negocios,
dando trabajo a familiares como Luisa Rodríguez, hermana de Paulina, que había
quedado viuda muy joven.
El 9
de abril de 1948, hace 60 años, la Papelería Tolima fue saqueada, durante los
disturbios por la muerte de Jorge Eliecer Gaitán. El abuelo Pedro Antonio debió
esconderse varios días, dada su condición de conservador en una ciudad liberal
como es Ibagué, aún hoy en día.
En
1950 se graduó su hijo Humberto como bachiller en el Colegio San Simón.
Conscientes de la importancia de la educación lo enviaron a Bogotá a estudiar
medicina en la Universidad Javeriana, en 1951. Al año siguiente llegó Oliva, a
estudiar odontología en la misma universidad.
Con
2 hijos en Bogotá abrieron una segunda casa, en la Calle 64 con carrera 17, en
el barrio de Chapinero. Al frente de ellos vivía la familia Ballesteros Garzón,
donde la hija mayor, Gloria, pronto llamó la atención de Humberto.
En
1955, en uno de los frecuentes viajes de Pedro Antonio a Bogotá, sufrió un
derrame cerebral en plena carretera. Aunque se recuperó temporalmente, ya nunca
tuvo la salud de antes. No obstante sus quebrantos de salud, en agosto de 1956,
celebraron en su casa los 25 años de matrimonio. El 11 de agosto de 1956
también asistieron al matrimonio de Humberto y Gloria en Bogotá.
En
ese mismo año 1956, fue el grado de medicina de Humberto y de Oliva en
odontología en la Javeriana. Vió nacer a su primer nieto, Germán Humberto Niño
Ballesteros, en mayo de 1957. Le siguieron los matrimonios de Oliva y Francisco
Peréz Taboada, el de Martha y Rafael, pero ya con un Pedro Antonio muy
disminuido.
Mis
recuerdos del abuelo Pedro Antonio son vagos, pero a la vez muy precisos. Lo
veía muy anciano, muy impedido. Recuerdo que le daban de comer y que yo me
acercaba y me apretaba muy fuerte la mano. No podía hablar, como consecuencia
de sus derrames cerebrales. Pero en el fondo de sus ojos veía el amor a sus
nietos y la impotencia por no poder expresarlo. La abuela Paulina siempre
estaba a su lado.
Recuerdo
muy claramente esa mañana del 25 de mayo de 1968. Contesté el teléfono y era mi
abuela Paulina llorando, contándome la triste noticia de la muerte del abuelo,
su compañero de tantos años. Fue velado en la sala de la casa, lo que nos
afectó a los cobardes nietos durante muchos años. El domingo 26 fue la
ceremonia religiosa en la Catedral
de Ibagué.
Sus
descendientes son 6 hijos, 19 nietos y más de 25 bisnietos. A el le debemos
nuestro apellido, la vinculación al Tolima, una familia muy especial. Paz en su
tumba y ojalá seamos dignos de llevar su nombre