Hoy
domingo 28 de octubre de 2012 me levanté enterándome de la triste noticia de la
muerte de Ethel Farkas, la mamá de María Clemencia Castillo, Gordy, mi novia de
varios años universitarios a finales de los años setenta y comienzos de los
ochenta en Bogotá. Me vinieron a la memoria muchos lindos recuerdos, que
quisiera compartir.
En
el San Pedro de 1979 en Ibagué conocí en una de esas impresionantes fiestas del
Club Campestre a Gordy y nos ennoviamos inmediatamente. Ella vivía en Bogotá,
pero tenía unos primos muy queridos en nuestra ciudad, los Aragón Farkas. Yo
era un muchacho de 22 años y Gordy era una niñita de apenas 15, pero siempre
llevamos una linda relación a pesar de la diferencia de edades.
Nuestro noviazgo duró casi 4 años, época de mi vida que recuerdo con mucha nostalgia. Dios me bendijo con una gran mujer, a quien adoro y respeto, que me ha dado grandes alegrías y tres maravillosos hijos, pero en mi corazón siempre habrá un lugar para María Clemencia, Ethel y su gran familia.
Nuestro noviazgo duró casi 4 años, época de mi vida que recuerdo con mucha nostalgia. Dios me bendijo con una gran mujer, a quien adoro y respeto, que me ha dado grandes alegrías y tres maravillosos hijos, pero en mi corazón siempre habrá un lugar para María Clemencia, Ethel y su gran familia.
Ethel,
viuda desde muy joven, vivía en aquellos años en un apartamento en la calle 53
con carrera novena en Bogotá, junto a sus 4 hijas. El ambiente del apartamento
era alegre y bullicioso, con los naturales inconvenientes de 5 mujeres de temperamento
fuerte viviendo juntas. Para completar, la vecina también era otra viuda, con
una única hija. Así que el ambiente del edificio era muy femenino, muy exótico
para mi, que era muchas veces el único hombre del grupo. A Ethel le encantaban
la música, los naipes, salir al norte, charlar, disfrutar de su familia. Su
casa estaba abierta a sus hermanos y hermanas, a sus sobrinos, a sus amigos y a
los de sus hijas.
Recuerdo
muchas cosas buenas de Ethel y de aquellos años. Yo era un muchacho difícil,
lleno de vida, con muchas ganas de hacer locuras, varios años mayor que Gordy.
Mi suegra siempre supo llevar con tacto esa relación, hablaba mucho conmigo, me
aconsejaba, me guiaba, tenía siempre la palabra exacta. Muchas veces la veía
sufrir por la dolorosa experiencia de la viudez, que era más difícil de llevar
porque sus 4 hijas eran apenas unas niñas. Pero Ethel era una mujer valiente,
echada para adelante, que siempre se reía de la vida. Aprendí de Ethel que, a
pesar de las dificultades y las tristezas, hay que seguir adelante y mostrar
una cara fuerte y decidida ante la adversidad.
Mi
asociación con la música es muy grande y Ethel no puede ser la excepción. Me
vienen a la memoria en su casa Richard Clayderman, Vikki Carr, Rocio Durcal y
tantos otros. Obviamente Pastor López, Boney M y otros ochenteros. Recuerdo a
Pilar Aragón y a Luis Enrique con su música. Pero hoy tengo fija en mi cabeza
la imagen de Ethel, con su voz ronca y su sonrisa fácil, tarareando Total de
Vikki Carr: "Total, si me hubieras querido, ya me hubiera olvidado, de tu
querer, ya ves, si no tengo tus besos, yo no muero por eso, yo ya estoy cansada
de tanto besar"…….descansa en paz Ethel, saludos a Gordy, gracias por ser tan
linda y especial.