Hoy hace 48 años se sintió en Ibagué y el Tolima uno de los más fuertes temblores que haya experimentado en mi vida. Con intensidad de 7.2, 100 muertos, 200 heridos, 1000 viviendas destruidas, 5000 predios afectados, ha sido uno de los más grandes en la historia de nuestro país. Las poblaciones más afectadas fueron Planadas (Tolima) y Campoalegre (Huila)
En Ibagué la emergencia debió ser afrontada por el Secretario de Obras Públicas, mi tío Pedro Antonio Niño, Ingeniero Civil que acababa de cumplir 22 años y que estrenaba su primer puesto público. Estaba esa mañana a las 10:24 en su oficina, cuando sintió el temblor. Vio en la pared algo similar al pasaje biblico de Nabucodonosor, al llenarse con una gran grieta de arriba a abajo, como si una mano gigante estuviera escribiendo un gran mensaje. Salió a la calle, donde la gente aseguraba que habían visto ondas hasta de 50 centímetros de altura. Organizó rápidamente un recorrido por edificios públicos, colegios, teatros y hospitales, para afrontar la emergencia.
El joven ingeniero debió ordenar demoliciones, recomendar evacuaciones, atender reparaciones de edificios, a lo largo de varias semanas. Fue su primer prueba de gran tensión y su comportamiento decisivo fue muy elogiado por los periódicos de la época.
A mi tocó el temblor en el cuarto piso del Colegio Jiménez de Cisneros de Ibagué. Al sentir el temblor salimos corriendo a la terraza, donde pude ver las dos torres de la Iglesia de San Roque meciéndose de lado a lado, en un ángulo que calculo de al menos 45 grados. Iba a comenzar a correr por las escaleras cuando vi venir corriendo a Miguel Vila Montoya, un vecino del barrio Cádiz, que me llevaba dos años, era muy grande y corpulento. Miguel iba gritando, apartando niños a lado y lado, que caían a su paso. Creo que no paró de correr hasta salir a la calle 17.
Un momento muy duro para el Tolima, muy bien manejado por los gobernantes de aquellos días.