Abasto siempre ha sido uno de mis restaurantes favoritos, pero la última vez no nos fue muy bien. Es casi imposible conseguir una mesa, el servicio se ha vuelto lento e ineficiente y la calidad ha caído ligeramente. Estuvimos desayunando a comienzos de enero con mi esposa y salimos algo desilusionados: el pan, que era espectacular, insípido y duro. El servicio, descuidado. Los baños, sin papel higiénico.
La comida sigue siendo buena, no hay queja en ese aspecto, pero creo que deben pensar en mantener nivel y pensar más en los clientes. Para un desayuno de casi 90000 pesos para 2 personas, hay que mantener un alto estándar de calidad, que Abasto está comenzando a perder.