sábado, junio 28, 2014

Aquel Colombia Uruguay de 1975

Hoy, cuando Colombia enfrente a Uruguay en el mítico Maracaná, recordaré con nostalgia y alegría la última vez que estuve en un estadio mirando este histórico enfrentamiento. El domingo 21 de septiembre de 1975, acompañado por mi papá, mis hermanos mellizos y 39000 espectadores más en el estadio El Campín de Bogotá, gozamos hasta el delirio con el triunfo 3-0 de nuestra selección Colombia sobre Uruguay, en la semifinal del Campeonato Suramericano de Fútbol.


En septiembre de 1975 nuestro país vivía algo parecido a lo que hoy estamos viviendo. Una selección poderosa, haciendo historia, venciendo rivales en todos los estadios. Zape en el arco, el Boricua Zarate, Arturito Segovia, Escobar y Bolaños en la defensa, un medio campo con Diego Umaña, Calero y Retat, una espectacular delantera con Willington Ortíz, Ernesto Díaz y Ponciano Castro. Jugadores todos que pasaron a la historia.

Yo estaba encargado de comprar las boletas, pero Bogotá estaba enloquecida con el partido y me tocó recorrer todos los expendios de la ciudad para obtenerlas. Finalmente, en la Cigarrería La Bucana de la 18 con sexta logré conseguir 4 boletas de Oriental General, después de 6 horas de fila. Mi familia viajó desde Ibagué el sábado 20 y el domingo madrugamos al estadio. Antes de entrar, nos aprovisionamos con un pollo asado comprado cerca del Campín.

El ambiente era de locura. En ese entonces la capacidad del estadio era de 39000 apiñuscadas personas y Oriental General era la más llena de todas. A la 1 de la tarde aparecieron ollas con sancocho, pollos, fritanga, etc. A las 2 comenzó la guerra de huesos de pollo, en un ambiente de alegría y expectativa. A las 3:30 cantamos el himno nacional de una manera solo comparable a la de nuestros compatriotas en los estadios de Brasil. Llegaba la gran hora.

El primer tiempo Uruguay se defendió con todo. Colombia no encontraba salida. Nuestro equipo era muy superior, pero con los uruguayos nunca se puede cantar victoria. Estábamos preocupados. Pero el Caimán Sánchez, el técnico nacional, hizo el cambio de Ponciano Castro por Edgar Angulo, otro buen delantero. A los 10 del segundo tiempo Ernesto Díaz corrió por la punta derecha, centró y Angulo en el centro del área venció al arquero Corbo. El Campín se iba a caer. Mi papá gritaba como loco. 


13 minutos más tarde, Díaz volvió a correr por la derecha, centró esta vez a Willington Ortíz, que dejó sentado al arquero Corbo y metió el segundo. Nos queríamos morir de la emoción. Mi papá seguía gritando y gritando, yo ya estaba preocupado, pensaba que le iba a dar un infarto en plena tribuna.


Colombia siguió encima de Uruguay, ya muy resignado ante el buen juego de nuestra selección. A los 44 del segundo tiempo, Angulo se la pasa a Willington, quien se la pone a Díaz, que de palomita convierte el tercero. Cantamos ese gol con el alma, los 4 abrazados. Era el triunfo más grande de nuestra selección en muchísimos años. Vivirlo como lo vivimos esa tarde fue inolvidable.


Hoy, recordaré aquella tarde gloriosa de hace 39 años. Hoy, extrañaré a mi papá, quien no vivió para ver esta gloriosa Selección Colombia de Brasil 2014. Hoy, gritaré de alegría como lo hacía mi papá aquel domingo de 1975. Humberto nos acompañará esta tarde desde el cielo. Hoy, como lo dicen los himnos fútboleros "volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como la primera vez".